Los temores a que los antivirus de Kaspersky Lab sirvan a intereses rusos se extiende desde el gobierno norteamericano a las empresas privadas de ese país.
La persecución contra Kaspersky Lab parece no tener fin. La teoría, más o menos conspiranoica, de que la firma de antivirus fundada por Eugene Kaspersky estaría ayudando con códigos ocultos o puertas traseras al espionaje ruso no es nada nueva. Pero sí lo es el enorme impacto político y social que está cobrando en los últimos tiempos, máxime en Estados Unidos.
Así lo aseguran fuentes gubernamentales de EEUU en declaraciones a medios especializados como CyberScoop.
El FBI habría manifestado estas preocupaciones durante las sesiones de información que mantiene con empresas del sector energético y aquellas que usan sistemas industriales críticos (como los sistemas SCADA: Supervisión, Control y Adquisición de Datos).
Unos encuentros en los que los agentes federales habrían solicitado a estas compañías estratégicas que abandonen los antivirus y otras soluciones de Kaspersky Lab a la mayor brevedad o se abstengan de utilizarlos en sus nuevos despliegues tecnológicos. Para los expertos del FBI, y a la espera de las investigaciones paralelas antes mencionadas, no existen dudas sobre las “relaciones profundas y activas de Kaspersky con la inteligencia rusa”. De acuerdo a ellos, existen múltiples acusaciones específicas de actos ilícitos por parte de Kaspersky, como un conocido caso de falsificación de malware.
Desde Kaspersky Lab, firma que ha negado desde el comienzo de la crisis su vinculación con el gobierno de Vladimir Putin, achacan estas nuevas acusaciones a “exempleados descontentos con acusaciones poco creíbles”, así como afirman sentirse víctimas de “una lucha geopolítica”. Nuevamente, la compañía de ciberseguridad ha vuelto a prometer que “nunca ha ayudado ni ayudará a ningún gobierno en el mundo en tareas de ciber espionaje o esfuerzos cibernéticos ofensivos”.