Hoy en día muchos sistemas de vigilancia y otros dispositivos se encuentran conectados por lo que actualmente se conoce como el Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés), y la seguridad para en estos equipos es normalmente ignorada por los usuarios, lo cual permite el acceso de terceras partes a información que no debería ser pública. El ejemplo más reciente es el caso de una prisión en Tailandia cuyo sistema de cámaras de seguridad fue hackeado el pasado lunes durante la noche.
Las autoridades tailandesas están investigando una intrusión al sistema de cámaras de vigilancia de una prisión en el sur del país llevada a cabo por un atacante. A pesar de que las autoridades dicen que todavía no conocen cómo se ha producido la filtración, según informaba el atacante en su canal de YouTube, éste parece haber aprovechado una vulnerabilidad derivada del uso de contraseñas implementadas por defecto por el fabricante del producto.
El vídeo, llamado «Thai Bangkok prison Security Came live» fue emitido en directo en YouTube durante varias horas a lo largo del pasado martes en la cuenta del atacante, llamada Big Brother’s Gaze. En el vídeo se mostraba lo que sería la vida cotidiana de los prisioneros en diferentes zonas de la prisión, algunas de las cuales presentaban un gran número de personas en espacios bastante reducidos.
Un oficial del Departamento Penitenciario confirmó que el hackeo se ha llevado a cabo en la prisión Lang Suan, en la provincia Chumphon al sur del país. Todavía se desconoce la identidad del atacante, aunque se piensa que puede residir fuera del país. Dicho oficial, que solicitó no ser identificado ya que no disponía de autorización para revelar esta información, declaró que el Departamento había detectado el incidente a través de un reportero que encontró con la emisión en directo por casualidad.
Una fuente del Ministerio de Justicia dijo que los sistemas de cámaras de seguridad de las prisiones tailandesas fueron instalados por empresas del sector privado mediante procesos de adjudicación. Dichos sistemas se conectan a Internet para dar acceso a usuarios autorizados a las imágenes en tiempo real. Algunos de estos usuarios podían ver las imágenes desde sus smartphones.
El director general del Departamento Penitenciario, Narat Sawettanan, dio orden a la prisión para que apagase el sistema de vigilancia e investigase el incidente. Además, también le solicitó al jefe de la prisión que interpusiera una denuncia en la policía.
El vídeo con la filtración dejó de estar disponible en el canal de YouTube el miércoles, aunque sí se podían encontrar otros vídeos de cámaras de seguridad de las oficinas de una compañía tailandesa, de las calles de la ciudad Salt Lake, de una oficina en Australia y de un café en Ámsterdam.